martes, 10 de julio de 2012

HELADE

El Teatro Romano de la capital extremeña ha abierto sus puertas esta noche a la 58º edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Y que mejor forma de dar el pistoletazo de salida que con el estreno de la obra ‘Hélade’, dirigida por Joan Ollé, e interpretada por José María Pou, Lluis Homar, Concha Velasco y Maribel Verdú. La victoria y la desolación. Estas palabras definen a la perfección lo que ha sido y lo que es la Grecia del ayer y del hoy. De la Grecia de grandes guerreros, sabios y filósofos al país heleno en situación crítica, endeudado e intervenido. Este paso del tiempo, desde una época gloriosa hasta la decadencia actual, ha sido descrito con todo detalle en la representación teatral de ‘Hélade’, donde José María Pou, Lluis Homar, Concha Velasco y Maribel Verdú han viajado por el pasado y el presente, usando la palabra como único medio de transporte. Sobre un escenario con decoración sencilla pero a la vez muy completa, los cuatro actores han puesto voz a textos y versos de escritores de antaño, así como contemporáneos. Empezando por Pericles, siguiendo por Aristóteles y concluyendo por Dimitris Christoulas, un farmacéutico jubilado que puso fin a su vida el pasado 4 de abril de 2012 ante el Parlamento griego agobiado por sus dificultades económicas. Sin lugar a dudas, uno de los momentos más emotivos, y que ha conseguido arrancar el aplauso de las 1.200 personas asistentes al estreno, ha sido el de la lectura de la carta de este jubilado griego, quien prefirió quitarse la vida a terminar hurgando en la basura para poder subsistir. Y es que no es para menos, ya que este jubilado dejó una nota en su bolsillo que decía: “El Gobierno de Tsolakoglou ha aniquilado toda posibilidad de supervivencia para mí, que se basaba en una pensión muy digna que yo había pagado por mi cuenta sin ninguna ayuda del Estado durante 35 años. Y dado que mi avanzada edad no me permite reaccionar de otra forma (aunque si un compatriota griego cogiera un kalashnikov, yo le apoyaría) no veo otra solución que poner fin a mi vida de esta forma digna para no tener que terminar hurgando en los contenedores de basura para poder subsistir. Creo que los jóvenes sin futuro cogerán algún día las armas y colgarán boca abajo a los traidores de este país en la plaza Syntagma, como los italianos hicieron con Mussollini en 1945”.

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