Fotografías enviadas a El Periódico de Extremadura, aqui reproducidas en su totalidad
El municipio cacereño de Monroy congregó el sábado a cientos de visitantes en su fiesta más emblemática: Las Purificás , una celebración inmemorial que cada año despierta el fervor y entusiasmo de los vecinos, emigrantes y turistas que visitan la localidad en estas fechas.
Las purificás son cuatro jóvenes que elige la mayordoma de la Virgen del Rosario. Ataviadas con el traje típico local, compuesto por el refajo de bayeta encarnada, bordado en blanco y plisado, un jubón negro con remate de encaje blanco y un tocado con pañuelo de raso blanco. la vestimenta se completa con un matón de Manila, medias de hilo y zapatos negros, a los que suman valiosas gargantilla y aderezos. Con este atuendo entonan las 25 coplas alusivas a la Purificación de la Virgen, según se describe en la Ley de Moisés.
Baile ante la Virgen antes de la Procesion
Las purificás son cuatro jóvenes que elige la mayordoma de la Virgen del Rosario. Ataviadas con el traje típico local, compuesto por el refajo de bayeta encarnada, bordado en blanco y plisado, un jubón negro con remate de encaje blanco y un tocado con pañuelo de raso blanco. la vestimenta se completa con un matón de Manila, medias de hilo y zapatos negros, a los que suman valiosas gargantilla y aderezos. Con este atuendo entonan las 25 coplas alusivas a la Purificación de la Virgen, según se describe en la Ley de Moisés.
Baile ante la Virgen antes de la Procesion
Una de purificás acompaña la canción con golpes ininterrumpidos e inicia y canta las dos primeras coplas. Las otras jóvenes siempre la acompañan a coro y con las panderetas, lo que da un aire ancestral a la música. La procesión de la Virgen --que lleva una vela encendida en la mano, como todos los fieles-- se inicia por los alrededores de la iglesia. La tradición cuenta que hay que evitar que la vela se apague, pues "sería señal de mala suerte para el campo".
Tras la procesión, todos los feligreses entran en el templo, excepto las purificás, quienes se quedan entre la puerta y la cancela de la iglesia, donde inician sus cantos. Cuando se abre la puerta, la joven que porta las roscas canta una copla para pedir permiso para entrar "en la casa de Dios".
"Sin duda ninguna es una fiesta muy entrañable y arraigada en todos los monroyegos. Para ellos es un día muy significativo puesto que representa una de sus tradiciones más antiguas, conocidas y queridas. De hecho, todo aquel que está fuera procura hacer un esfuerzo para venir a su pueblo y estar presente en el acto religioso de Las Candelas", explicó Gervarsio Reolid, uno de los enamorados de este festejo.
Ver noticia en El Periodico de Extremadura con este enlace;
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/noticia.asp?pkid=353498
Tras la procesión, todos los feligreses entran en el templo, excepto las purificás, quienes se quedan entre la puerta y la cancela de la iglesia, donde inician sus cantos. Cuando se abre la puerta, la joven que porta las roscas canta una copla para pedir permiso para entrar "en la casa de Dios".
"Sin duda ninguna es una fiesta muy entrañable y arraigada en todos los monroyegos. Para ellos es un día muy significativo puesto que representa una de sus tradiciones más antiguas, conocidas y queridas. De hecho, todo aquel que está fuera procura hacer un esfuerzo para venir a su pueblo y estar presente en el acto religioso de Las Candelas", explicó Gervarsio Reolid, uno de los enamorados de este festejo.
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