miércoles, 19 de noviembre de 2014

MONROY, UNA VILLA TURÍSTICA






MONROY, UNA VILLA TURÍSTICA




Autores de este reportaje:
Jesús Baños Collazos
Julio Esteban Ortega
José Antonio Ramos Rubio
Óscar de San Macario Sánchez



Monroy está situado a 35 km al noroeste de Cáceres, forma parte de los Cuatro Lugares y se encuentra próximo al Parque Nacional de Monfragüe. Se asienta sobre la penillanura trujillano-cacereña en un relieve alomado, volviéndose al sur más abrupto por la incisión que hace en el substrato el río Almonte.

Los restos arqueológicos más antiguos localizados corresponden a la Edad del Bronce consistentes en joyas, destacando el torqués, pieza áurea de pequeño tamaño y forma redondeada, de sección circular, expandiéndose ligeramente los extremos y que se conserva en el Museo Provincial de Cáceres.














En su término municipal se han localizado varios yacimientos romanos destacamos el paraje de Las Aguzaderas incluido en Los Términos, donde se localizó una importante  Villa romana en el año 1971. Tras varias campañas de excavaciones arqueológicas se ha reconstruido una vivienda que se construye en torno a un patio porticado o peristilo que da paso a las restantes habitaciones de la vivienda, algunas de ellas con ábsides y pavimentadas con mosaicos correspondientes al siglo IV d. C. interesantes piezas arqueológicas procedentes de esta villa se conservan en el Museo Provincial de Cáceres y en el Museo que la Asociación Histórico Cultural “El Bezudo” tiene en Monroy.

Cerca de la ermita de Santa Ana se localiza una necrópolis de tumbas excavadas en la roca de época Altomedieval.

El 21 abril de 1309, hallándose el rey Fernando IV en Toledo concedió por privilegio a Hernán Pérez, copero mayor de la reina su madre, doña María de Molina, que “pudiera poblar con cien vecinos el lugar que se llamaba “Monte-Rey” o “Monroy”, para que como suyo le diese los fueros que quisiese, con todos los pechos y derechos que pertenecían a Su Majestad (excepto moneda forera y la mayoría de la justicia), con calidad de mayorazgo, que ha conservado en los marqueses del título citado”[1].
Los orígenes de la importante familia de los Monroy se encuentran en dos hermanos, Hernán Pérez y Nuño, que consiguieron señoríos en el término de Plasencia, hijos de Pedro Fernández de Monroy y Mayor de Saavedra, nietos, de Fernán Pérez y de Elvira Núñez. Nuño Pérez fue arcediano de Trujillo, abad de Santander y canciller de la reina María de Molina, a éste le fueron concedidas las villas de Valverde y Jarandilla; y a su hermano Hernán el lugar de Monroy, que otorgó el rey como premio a los servicios prestados en Tarifa, Algeciras y Gibraltar.



La aldea de Monroy se trocó en Villa en 1371 por privilegio de Enrique II. El gran mayorazgo lo fundó en 1501 Hernando de Monroy, “El Bezudo”, en favor de don Sancho de Monroy y Zúñiga, gobernador de la plaza de Cambray, en los Estados de Flandes.  Los Monroy enlazaron la estirpe con otros linajes extremeños que después destacarían en las epopeyas americanas, concretamente, Hernán Cortés era por su madre, un Monroy, y una nieta de Hernando de Monroy se casaría con Gonzalo Pizarro, el padre de los conquistadores trujillano del Perú.


Entre los atractivos turísticos con los que cuenta la población hemos de destacar el castillo que se alza en la misma plaza mayor, ocupando casi en su totalidad una gran manzana. Data de la segunda mitad del siglo XV y primeros años del siglo XVI, según la tipología formal de sus elementos constructivos. Es uno de los  escasos castillos que aún conserva un foso que lo circunda y el exterior se presenta como un verdadero cuerpo de fortaleza con sus torres en sus ángulos, un patio de su interior y cuatro crujías, una de las cuales presenta una artística galería renacentista, uniéndose los testimonios defensivos con los de tipo residencial: Torres, almenas, troneras. Los blasones de los Monroy lucen en sus fachadas, y en las espaciosas galerías y dependencias de este edificio castrense y señorial.





Otra de las edificaciones importantes que posee esta villa turística es su iglesia parroquial bajo la advocación de Santa Catalina. Es una hermosa fábrica construida entre los siglos XIV y XV, con importantes obras llevadas a cabo en el siglo XVI, época de la que data la portada principal que se abre en arco de medio punto con columnas clasicistas de fuste liso en ambos lados que terminan en candeleros. El interior consta de una sola nave, con arcos de diafragma que la dividen en cuatro tramos, la cabecera de la iglesia se encuentra ocupada por la capilla mayor de planta cuadrada y con bóveda de crucería estrellada, precisamente en el altar mayor se conserva un impresionante retablo mayor clasicista de comienzos del siglo XVII, mientras que la pintura recrea modelos manieristas, retablo que fue ejecutado por Francisco Ximénez y Francisco Ruiz Velasco, las pinturas son obra del acreditado artista Pedro de Mata, sustituido su muerte por su yerno  Pedro de Iñigo. En el año 1550 se emprendieron importantes ampliaciones en el templo ejecutando la tribuna del coro a los pies de la iglesia, realizada por el maestro portugués Pedro Gómez a quien se le encargó también la realización de una nueva sacristía, iniciando estos trabajos en 1560 y que fue finalizada en 1562.

Esta villa celebra el día de la Purificación de la Virgen, el 2 febrero con toda solemnidad, tanto la celebración de la fiesta como las coplas que cantan “Las Purificás”, tienen el máximo interés en la región.











Monroy posee un entorno ideal para practicar senderismo, pesca, caza, y visitas turísticas y degustar los famosos embutidos y jamones ibéricos de los Hnos. Galea. 





En la Avda Constitución, nada más llegar a la localidad nos encontramos con La Casa Rural “La Bodega del Herrador” regentada por Teresa Martín, una encantadora anfitriona que se deshace en halagos con los visitantes. Abrió sus puertas hace catorce años en las dependencias de una antigua bodega de aceite y vino, aún se percibe ese sabor añejo a lo nuestro cuando pernoctas en algunas de sus seis habitaciones a condicionadas con las más modernas comodidades gozando de una decoración sencilla, tradicional y un gusto exquisito. Algunas habitaciones gozan de una amplia terraza y duchas hidromasaje. Los clientes tendrán a su disposición servicios complementarios como el restaurante donde podrá saborear platos típicos de la zona y un magnífico patio ajardinado donde se puede disfrutar del agradable clima mediterráneo.


También, es una delicia visitar y descansar en los Apartamentos Turísticos “Cristina”, sobre todo, por su excelente ubicación en la fachada lateral del templo parroquial. El trato con los clientes es exquisito. Estos Apartamentos Turísticos abrieron sus puertas hace once años y también tienen seis habitaciones a disposición de los visitantes a los que garantizan la paz y la tranquilidad que se puede encontrar en un entorno rural. Es una confortable casa ambientada al más puro estilo rústico con todas las comodidades y una magnífica decoración tradicional de un gusto exquisito.



[1] GUTIERREZ MACÍAS, Por la Geografía Cacereña, fiestas populares. Madrid, 1968, p. 51.



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