
Durante la celebracion de la pasada "Semana Cultural" subio al escenario Josefa Moza Barquilla recitando el poema "La angustias de los viejos". Su actuacion fue memorable y merece que se plasme en este blog y que cada cual saque las conclusiones pertinentes.
LA ANGUSTIAS DE LOS VIEJOS
¡Qué pena hacerse mayor, que pena llegar a viejo, que pena es tener familia y no convivir con ellos!
Aunque parezca mentira, con tener hijas y yernos y tener hijos y nueras y también bastantes nietos, aquel pobrecito anciano tuvo que marcharse al Centro donde acogen a estos hombres desgraciados y sinceros.
Las hijas no le aguantaban, ni las nueras ni los yernos y siguiendo este camino no le aguantaban los nietos.
Las hijas manifestaban: ¡que tonto se ha vuelto el viejo! y las nueras se lamentan: ¡lo pesado que se ha vuelto!
Los hijos que no dirían que cuando estaba contento decían a los vecinos ¡que bobo estaba el abuelo! y los yernos no pensaban nada mal contra el abuelo solo que muriera pronto para coger el dinero.
Así pasaron dos años recogido en aquel Centro y fueron a visitarle los hijos, nueras y yernos.
Estuvieron diez minutos, ni un pastelito le dieron, ni tan solo una caricia...no le dieron ningún beso.
Y el padre al ver ese trato y el caso que no le hicieron, comenzó a sentirse mal y recordando el abuelo lo que él hizo por sus hijos, por sus nueras y sus yernos hasta formar sus hogares con la ayuda del abuelo.
Se marchó a su habitación sin despedirse de ellos pasando bastantes horas y sin conciliar el sueño.
¡Qué habré hecho yo Dios mío! "pa que" me castigue el cielo los desprecios de mis hijos y lo que yo he hecho por ellos!
Yo siempre he estado pendiente de sus menores deseos colmándoles de caricias, de susurros y de besos y cuando les veía tristes me ponía junto a ellos y despacio les preguntaba: ¿Qué te han hecho a ti, mi cielo?
Les cogía entre mis brazos y les apretaba en mi pecho y ellos locos de alegría me daban un beso.
¡Será posible señor que haya cambiado todo esto que los besos que me daban se han convertido en desprecios?
¡Ayúdales tú, Señor! Y nunca consientas eso, que traten a los padres peor que tratan al perro.
Un consejo quiero daros a los jóvenes de hoy: no trates mal a tus padres que tus hijos lo verán y lo que hagas tú con ellos eso mismo te harán.
Con esto ya me despido que me tengo que marchar, si ha valido para algo eso es lo principal.
¡ Qué pena hacerse mayor, qué pena llegar a viejo, qué pena es tener familia y no convivir con ellos!