martes, 15 de septiembre de 2009

LAS ANGUSTIAS DE LOS VIEJOS


Durante la celebracion de la pasada "Semana Cultural" subio al escenario Josefa Moza Barquilla recitando el poema "La angustias de los viejos". Su actuacion fue memorable y merece que se plasme en este blog y que cada cual saque las conclusiones pertinentes.
LA ANGUSTIAS DE LOS VIEJOS

¡Qué pena hacerse mayor, que pena llegar a viejo, que pena es tener familia y no convivir con ellos!
Aunque parezca mentira, con tener hijas y yernos y tener hijos y nueras y también bastantes nietos, aquel pobrecito anciano tuvo que marcharse al Centro donde acogen a estos hombres desgraciados y sinceros.
Las hijas no le aguantaban, ni las nueras ni los yernos y siguiendo este camino no le aguantaban los nietos.
Las hijas manifestaban: ¡que tonto se ha vuelto el viejo! y las nueras se lamentan: ¡lo pesado que se ha vuelto!
Los hijos que no dirían que cuando estaba contento decían a los vecinos ¡que bobo estaba el abuelo! y los yernos no pensaban nada mal contra el abuelo solo que muriera pronto para coger el dinero.
Así pasaron dos años recogido en aquel Centro y fueron a visitarle los hijos, nueras y yernos.
Estuvieron diez minutos, ni un pastelito le dieron, ni tan solo una caricia...no le dieron ningún beso.
Y el padre al ver ese trato y el caso que no le hicieron, comenzó a sentirse mal y recordando el abuelo lo que él hizo por sus hijos, por sus nueras y sus yernos hasta formar sus hogares con la ayuda del abuelo.
Se marchó a su habitación sin despedirse de ellos pasando bastantes horas y sin conciliar el sueño.
¡Qué habré hecho yo Dios mío! "pa que" me castigue el cielo los desprecios de mis hijos y lo que yo he hecho por ellos!
Yo siempre he estado pendiente de sus menores deseos colmándoles de caricias, de susurros y de besos y cuando les veía tristes me ponía junto a ellos y despacio les preguntaba: ¿Qué te han hecho a ti, mi cielo?
Les cogía entre mis brazos y les apretaba en mi pecho y ellos locos de alegría me daban un beso.
¡Será posible señor que haya cambiado todo esto que los besos que me daban se han convertido en desprecios?
¡Ayúdales tú, Señor! Y nunca consientas eso, que traten a los padres peor que tratan al perro.
Un consejo quiero daros a los jóvenes de hoy: no trates mal a tus padres que tus hijos lo verán y lo que hagas tú con ellos eso mismo te harán.
Con esto ya me despido que me tengo que marchar, si ha valido para algo eso es lo principal.
¡ Qué pena hacerse mayor, qué pena llegar a viejo, qué pena es tener familia y no convivir con ellos!

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