A los 91 años, descansando en su casa de Galapagar, ayer, le llegó la muerte, a Pablo Palazuelo, insigne pintor y escultor, considerado el poeta de la geometría, por la visión ascética y mística de su pintura, inspirada en la naturaleza, y a la que imprimió un lenguaje propio, que ha hecho que trascienda mas allá de nuestras fronteras.
Nacido en Madrid, en 1915, su interés por el arte, surgió en Inglaterra, país en el que vivió entre 1933 y 1936. A mitad de la década de los cuarenta, se instaló en París, donde conoció a Eduardo Chillida, con el que le unió una gran relación a lo largo de toda su vida.
Pablo Palazuelo muy vinculado a Monroy, compró el castillo en ruinas, lo rehabilitó y estuvo viviendo en una bonita casa, también rehabilitada por él, desde su regreso a España en 1969, hasta el año 1985.
Su implicación con el pueblo, le lleva a titular “Monroy” a una de sus series, familias, como le gustaba decir a él, en esta serie investiga sobre la relación entre los signos gráficos y la música y llega a hacer cuadros "musicales".
Desde 1979 realizó de forma continuada tanto escultura como pintura. Fue galardonado con el Premio Kandinsky en 1952, el Premio Carnegie en 1958, la Medalla de Oro de Bellas Artes en 1982 y el Premio Velázquez en 2004.
Artista solitario, aunque comprometido con su tiempo, firmó el manifiesto "Por la libertad, la democracia y la constitución", que se redactó tras el golpe de Estado de Febrero de 1981, en una entrevista comentaba: "Congénita con la vida misma del grupo humano desde sus orígenes, la política nos incumbe. Por tanto la política no puede interesarme relativamente (es decir, más o menos), sino que me incumbe."
Este carácter solitario y la conexión de su pintura con la naturaleza, fue lo que le llevó a comprar el castillo de Monroy y a su posterior rehabilitación, hasta conseguir aproximarse, a lo que para él debió ser en su origen:
“Un edificio construido por algún caballero templario, con una simetría cuadrangular bastante extraña e incluso está orientado astronómicamente” y quizás, también este mismo carácter solitario, le llevó un día a dejar Monroy, sin un motivo aparente, “porque ya no le interesaba”.
Palazuelo, fue enterrado hoy en la intimidad en el cementerio de la localidad madrileña de Galapagar.
Jose Rodríguez Spiteri, sobrino del Premio Velázquez de las Artes Plásticas, señaló a Efe que en el entierro estuvieron presentes la familia y grandes amigos del artista y de su familia.
José Rodríguez Spiteri es uno de los responsables de la Fundación Palazuelo que gestiona la colección privada del artista. Esta Fundación tiene una sede en Galapagar, en la que se guarda el grueso de su obra, y otra en Madrid, en la que se conserva la obra sobre papel.
Rodriguez Spiterí manifesto tambien hoy:"Vamos a firmar un acuerdo con el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo, para hacer una doble exposición en Badajoz y en la localidad cacereña de Monroy".
Monroy le debe mucho a Pablo Palazuelo, desde esta Asociación queremos dar nuestro más sentido pésame a su sobrino, José Rodríguez Spiteri y manifestarle nuestro reconocimiento agradecido, a la figura del ilustre pintor, Don Pablo Palazuelo de la Peña, que descanse en paz.
5 comentarios:
Una lástima la pérdida de uno de los personajes más importantes que jamás pasaron por Monroy, esperemos que su obra perdure mucho tiempo y Monroy desde sus limitaciones sepa rendirle un merecido homenaje.
R.I.P. PABLO PALAZUELO
Camarero
Ese homenaje se le puede hacer desde nuestra asociación.Empecemos a pensar como hacerlo. T.Rosado.
Este castillo que aparece ¿esta dibujado por Palazuelo?.Pués creo que dice mucha gente tener abras suyas y yo creo que es un pegote. ¿sé puede saber quién es el afortunado dueño de este?
Efectivamente, el castillo que aparece aquí dibujado, es obra de Pablo Palazuelo. Creo que Juan Vicente Rosado Gómez nos puede contar algo al respecto.
¡Vamos Juanvi, cuéntanos la historia de éste dibujo y quién es su afortunado propietario!
Este castillo es de J.V. para que lo tenga en depósito la asociación mientras se mantenga. La dueña soy yo que para eso me lo regaló el autor. T.Rosado.
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