Nos comunica nuestro Presidente, Juan
Vicente Rosado, que ha fallecido, Tere,
la mujer de Víctor Chamorro, en
nombre de la Asociación Cultural El Bezudo queremos expresarle nuestro más
sentido pésame a nuestro ilustre paisano.
Desde aquí queremos resaltar la
generosidad de Víctor con nuestra
Asociación ya que en dos ocasiones ha tenido la deferencia de acompañarnos con
su sabiduría y saber estar en sendas Semanas
Culturales.
Víctor Chamorro nació en Monroy en
1939, cuando su padre ejercía de
Secretario del Ayuntamiento, aunque, su pueblo de adopción es Hervás
donde ha pasado la mayor parte de su tiempo.
Licenciado en Derecho, se dedicó a la
enseñanza en el Colegio Libre Adoptado de Hervás y en el Colegio Destino de
Madrid
En 2012 le ha sido concedida la Medalla de Extremadura. Por ser
el escritor extremeño con mas obras publicadas.
Finalista del premio Planeta por dos
veces en 1963 y 1964, del Nadal, del
Alfaguara, del Ateneo de Sevilla, del Blasco Ibáñez entre otros.
Con La Venganza de las ratas gana el
premio Urriza, con El Seguro gana el Ateneo Jovellanos 1968 de novela corta,
con las Verdades del Barquero gana el Café Gijón 2002.
Escritor muy comprometido con Extremadura, a la que dedica
una mirada compasiva, sobre todos con los más humildes que, por cierto, han
sido muchos a lo largo de su historia. Tiene varias obras dedicadas a
ella: Las Hurdes tierra sin tierra, Sin Raíces, Guía Secreta de Extremadura,
Extremadura, Afán de miseria, Por Cáceres de Trecho en Trecho, Historia de
Extremadura (8 Tomos), Érase una vez Extremadura.
De
una interesante entrevista realizada a Víctor Chamorro por Andrés Fernández para la
RepúblicaCutural.es, resaltamos lo
siguiente:
La Iglesia quiso justificar su enorme
riqueza, que no solamente proviene de la tierra, también del diezmo, de las
primicias y de las bulas. Para legitimarlo echa mano de poetas o de grandes
pensadores, como Donoso Cortés, del que se puede decir que allí donde hubo una
revolución nazi o fascista, el libro de cabecera del tirano eran sus obras
completas. Si en siglo XVII, en la primera reforma agraria que se hizo en
Europa, Pedro de Valencia dice que la tierra se le ha de dar al que no la
tuviere, en el XIX o XX Donoso Cortés dice que la tierra, que por sí es eterna,
solamente puede ser objeto de propiedad de apellidos nobiliarios o de la
Iglesia que nunca pasan. La Iglesia echa mano de estos pele mandamos para
justificar algo injustificable, y es que permitió que Extremadura fuese un
gueto durante siglos y que se hiciese un genocidio programado.
Una de las cosas que más le han avergonzado a Castilla,
Extremadura y Andalucía es el hambre, el subdesarrollo, recordar de dónde se ha
venido. La gente que más hambre padeció, que más paludismo padeció y que más
penurias padeció, son los que más se han avergonzado de sus antecedentes, y que
los han incorporado como complejo de inferioridad histórico y regional. Lo que
menos quiere un emigrante es que se le hable del hambre que se vivió en
Extremadura y de las ocupaciones de tierra que se intentaron para remediar la
situación económica. No, eso fingen que no ha pasado, que ellos se fueron, por
el motivo que fuese, pero no porque eran fugitivos del hambre y de la
enfermedad.
La única cultura que recibió el pueblo
en Extremadura a lo largo de los siglos, y que se mantiene, es la cultura
religiosa elementalísima, la Biblia para párvulos. Toda la historia de
Extremadura es la historia entre dos discursos, el discurso hasta la II
República de bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra después de muertos, las dehesas
celestiales; y el discurso opuesto, el de los maestros de la II República y de
las casas del pueblo de bienaventurados los que seáis bravos y queráis ocupar,
aunque sea violentamente, un trozo de tierra que os fue expropiada y que no sea
de arriba sino de abajo, y arable, y pisable. Son los dos discursos, el
Catecismo del padre Ripalda y del padre Astete, y el discurso que propicia las
ocupaciones de tierra, el discurso marxista: la tierra para el
que la trabaja; la tierra de nadie
los frutos de todos; a desalambrar, a desamblar; y a ocupar.
Fue ese el gran logro de la II
República, el implementar la figura del maestro?
Totalmente. Estamos hablando del
maestro de cabecera, del maestro machadiano, el maestro que empezó siendo
maestro, en el mismo turno, de niños y de señores de 30, 50 ó 60 años. Ahí se
mezclaban todos, porque no había más que un pequeño local en las casas del
pueblo.
Los maestros de la República eran
todos excepcionales y provenían todos del anarquismo o del socialismo, y el
pueblo los llegó a querer mucho porque eran los primeros maestros que habían
tenido. Desde que nace Extremadura hasta la II República nunca hubo maestros,
porque la poca enseñanza que hubo fue de colegios religiosos de superlujo para
los hijos de las élites adineradas. Los únicos maestros que tuvo el pueblo
fueron los curas, que desde la sacristía y los púlpitos impartieron el discurso
que hemos dicho de la resignación, de la vida como un castigo, del tránsito que
era cumplir con la pena adánica que habíamos heredado. Luego vienen los
maestros republicanos y le dicen al pueblo que os han engañado, sois seres
humanos, tenéis derecho a otra vida, a que vuestros hijos coman, a que tengan
médicos… El pueblo sintió que estos maestros no les engañaban y se sintieron
engañados con los maestros anteriores. Ahí la Iglesia perdió absolutamente toda
su clientela.
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